A lo largo de la historia hemos observado como diferentes culturas han abrazado cosmovisiones que a través de rituales cotidianos se resisten a morir. Asi es que como mujeres latinoamericanas influenciadas por diversas tradiciones ricas en un patrimonio ritualístico, hemos crecido al alero de un humeante manojo de hierbas que deambulaba por las esquinas de nuestra casa. Hemos corrido descalzas intuyendo la lluvia, la tierra fértil por veranos enteros en las laderas del campo de la infancia. Nos hemos sentido mejor luego de un caldo caliente con chile y el "menjunje" de nuestra ancestras, nos hemos mirado a los ojos cómplices con aquellas mujeres que han alzado un mate alrededor de una hoguera. Hemos replicado los ünguentos de nuestra abuela para cuidar a nuestros seres queridos o simplemente sabemos que infusiones preprarar para sentirnos mejor. Y es que damos por sentado la nutritiva cultura que nos ha rodeado y muchas veces permanece como un tesoro ansioso por ser develado a viva voz.
La importancia de reconectarnos a través de los rituales sobre todo para quienes hemos migrado, puede radicar en sentirnos acompañadas por todo nuestro linaje de mujeres sabias. Para otras en resignificar el comienzo de un día o de un nuevo proyecto en una tierra tan lejana y distinta a la calidez conocida. Entonces como un susurro escuchamos las voces de aquellas que nos acompañan en el adn de nuestras células y el del alma, motivándonos, rezándonos, santigüándonos y queriéndonos a kilómetros (o dimensiones) de distancia. Recordamos entonces, esos cánticos o palabras aromáticas que nos hablan de la esperanza y protección. Que nos despiertan aquello que ya sabemos.
Ilustración de Mitucama Mituca
En la vorágine de la vida vamos olvidando que somos mujeres enteras más allá de nuestro papel como madres, hijas, esposas o profesionales,. También somos esas intuitivas creadoras y sanadoras capaces de ir tejiendo una vida con significado a través de las pequeños actos cotidianos.
Ciertamente una vida con trascendencia propia más allá del proyecto de vida que hayamos decidido formar con otros, es fundamental para nuestra salud psíquica.
La pregunta que cabe entonces sería
¿Te estás dando el espacio para dejar vivir y fluir a aquella mujer maga que se valida por sí misma con todo ese linaje de cordilleras, ríos y océanos que nos vió crecer? Si este texto resuena para ti de alguna manera, es que entonces probablemente estás en el proceso del llamado a no olvidarte de quién eres en lo mas profundo de tu ser.
!No te dejes marchitar detrás del rol social!
En el libro de la Dra Clarissa Pinkola Estés" " Mujeres que corren con los lobos" se habla de una mujer llamada "La que sabe" y es que según antiguas culturas latinoamericanas ella lo sabía todo acerca de las mujeres y había sido creada a partir de una arruga del pie, pues los pies eran sensibles y de esta manera podían percibirlo todo. Esta "vieja sabia" radicaría dentro de nuestra profunda psíquis, entre la racionalidad y el mito. Y a veces por demasiada intelectualización se inmoviliza o por desconexión de nosotras mismas se nos escapa hasta que un cuento, una melodía o en medio de una danza se vuelve a despertar, tocándonos el alma. Clarissa, En su libro expone incluso que se ha aventurado la idea que nuestro sistema inmunitario radica en medio de ésta tierra psíquica de lo que aún no es, de aquellos misterios y arquetipos.
¡Que sublime belleza nos agüarda en el re-conectar con las arrugas de nuestros pies!
A mi abuelita, en la dimensión en que estés
Instagram: @nerea_deluco
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