Por Dra. Angela María Ospina Obando, MD, Esp, IFMCP - Medicina Familiar, Aalen.
Uno de los fenómenos más estudiados en psiquiatría ambulatoria en regiones por encima de los trópicos, lejos del ecuador, es el trastorno depresivo estacional (SAD por sus siglas en inglés). Fue el primer diagnóstico que llevó a los investigadores a revisar los niveles de vitamina D en personas que viven en países con estaciones, especialmente en invierno. Aunque a veces se piensa que afecta más a personas de países tropicales que a los locales, la evidencia ha demostrado que afecta por igual, sin distinción de origen o cultura.
Entonces, ¿qué características hacen que esto nos afecte tanto?
En primer lugar, es importante considerar la relación entre el cerebro y la luz, el ciclo día-noche y cómo esto afecta nuestras hormonas. Nuestros ojos están adaptados a ciclos más regulares de luz y oscuridad, durante los cuales la luz matutina estimula la producción de cortisol, no como respuesta al estrés, sino como señal de inicio del día, facilitando un despertar activo y alerta. Esta luz matutina, rica en componentes del espectro azul, también promueve la absorción de vitamina A necesaria para la salud ocular.
Al anochecer, el tono rojizo predomina y la transición a la oscuridad activa la producción de melatonina, la hormona que induce el sueño. Esta alternancia entre cortisol y melatonina no solo regula las funciones hormonales del cuerpo, sino que también sincroniza los ciclos de vigilia y sueño.
El ciclo de vigilia-sueño es crucial en la cadena de eventos que conducen al SAD. Las primeras alteraciones que experimentan los pacientes son trastornos en la estructura y calidad del sueño, como insomnio, dificultad para despertar sintiéndose descansado y somnolencia diurna, lo que afecta la tolerancia al cortisol y aumenta la vulnerabilidad al estrés.
¿Cómo saber si debo suplementarme con vitamina D?
En cuanto a la vitamina D, esta juega un papel fundamental en la salud ósea al liderar el metabolismo del calcio. Sin embargo, su importancia va más allá, ya que participa en numerosas funciones del sistema inmunitario y de reparación del cuerpo. Aunque la exposición solar es crucial para la síntesis de vitamina D, también es necesario consumir alimentos ricos en esta vitamina, especialmente durante el invierno, cuando la dieta tiende a cambiar y disminuye la ingesta de alimentos que la contienen, como pescados grasos, nueces y semillas. Es esencial incluir estos alimentos en la dieta de manera regular y variada.
En general, la población tiende a tener niveles bajos de vitamina D, especialmente durante el invierno, por lo que la suplementación puede ser beneficiosa. Las dosis comerciales recomendadas son seguras y pueden aumentar los niveles en sangre. Sin embargo, si tienes condiciones médicas especiales o intolerancias, es importante consultar con un médico. Se recomienda comenzar la suplementación en octubre y continuar hasta el final del invierno.
¿Qué más puedo hacer para cuidar mi salud emocional?
El estilo de vida juega un papel crucial en nuestra salud emocional. Algunos pilares básicos incluyen mantener relaciones personales sólidas para el apoyo emocional, manejar el estrés con actividades que nutran el alma, tener una alimentación consciente priorizando alimentos reales y una buena calidad de sueño, así como realizar actividad física regularmente.
Espero que estos consejos te ayuden a sobrellevar el invierno. Recuerda, pronto saldrá el sol.
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