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  • Violencia de Género: Siempre hay una salida

    Renacer lejos de casa: de la violencia al aprendizaje Por Amparo Devis Una de cada cinco personas que está leyendo este artículo: ha sido, es o conoce a alguien que ha sido víctima de violencia intrafamiliar. Aquí encontrarás una guía de qué hacer en cualquier momento y dónde pedir ayuda. Por favor, comparte esta información. A lo mejor le puedes ayudar a alguien. Contenido: 1 - Una historia, "Renacer lejos de casa: de la violencia al aprendizaje". Llegué a Alemania enamorada, llena de ilusiones y con la esperanza de construir una nueva vida. Creía que con amor todo se podía lograr. Pero poco a poco, las cosas cambiaron: los celos aparecieron, las restricciones económicas y sociales empezaron a sentirse y mi libertad se fue apagando entre excusas y silencios. Con el tiempo, me di cuenta de que estaba atrapada. No podía trabajar fácilmente, el idioma y la forma de comunicarse eran tan diferente a la de mi país y la soledad pesaba cada día más. Me repetía que todo mejoraría, pero en el fondo sabía que algo no estaba bien. Un día decidí buscar ayuda. Fue difícil, pero dí ese paso. Me acerqué al consulado, luego a instituciones de apoyo y finalmente llegué a una casa de asilo. Allí encontré algo que había perdido: la confianza en mí misma . Con el tiempo estudié, aprendí, me informé y formé mi propia empresa. Descubrí que sí es posible empezar de nuevo, incluso en otro país, incluso después del miedo. Hoy miro todo aquello no desde el dolor, sino desde el aprendizaje. Porque esa experiencia me hizo más fuerte, más consciente y más empática. Por eso quiero compartir esta historia con ustedes: para que sepan que no están solas, que siempre hay caminos y manos dispuestas a ayudar. Buscar apoyo no es rendirse; es amarse. Las personas como yo lo logramos. Y tú también puedes hacerlo.  Si algo en esta historia te resuena, si has sentido miedo, control, vergüenza o soledad: no es tu culpa . Aquí encontrarás pasos claros para entender lo que te pasa, reconocer la violencia y saber dónde pedir ayuda, gratis y en tu idioma. No estás sola. 2 -¿Por qué nació este proyecto? Una de cada cinco mujeres que está leyendo este documento  ha sido, es o conoce a alguien que ha sido víctima de violencia intrafamiliar. A veces pensamos que la violencia es algo lejano, que solo ocurre en otros lugares o en contextos difíciles. Pero con los años he aprendido que no tiene fronteras, idioma ni clase social. Está más cerca de lo que imaginamos: detrás de puertas cerradas, en casas con jardín, en apartamentos silenciosos, en familias que sonríen en las fotos. La violencia no siempre grita; a veces susurra. Se disfraza de amor, de celos o de preocupación. Por eso es tan difícil verla, tan duro aceptarla y tan doloroso enfrentarla. A lo largo del tiempo me han impactado noticias y cifras como estas: “No aparece nombre en el timbre. Muy pocas personas, bajo compromiso de confidencialidad, saben que tras esta puerta hay una casa de acogida de Cáritas para mujeres víctimas de violencia doméstica. El secreto pretende proteger a las que allí se refugian. Cada tres días muere en Alemania una mujer a manos de su pareja o expareja : 133 en 2022.” — Rosalía Sánchez, Diario ABC S.L. “El número de víctimas de violencia doméstica en Alemania alcanzó un nuevo máximo en 2024. Según datos de la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA), se registraron 265.942 casos, más que nunca.” — Nela Heidner, Euronews Detrás de cada número hay una historia, un rostro, una vida. Muchas veces las víctimas se callan porque sienten culpa o vergüenza, porque no saben cómo pedir ayuda o porque el miedo las paraliza. En el año 2003, me encontré con una realidad que me marcó profundamente: no existía ningún material informativo en español en los consulados de Alemania que orientara a las mujeres hispanohablantes víctimas de violencia doméstica. Fue entonces cuando propuse crear un flyer sencillo, directo y visible, que se pudiera encontrar en los consulados y ofreciera información de contacto, asesoría y apoyo en nuestro idioma. No he estado sola en este camino, ha sido un trabajo en equipo . Han sido muchas las instituciones, consulados, los profesionales, amigos, familiares y víctimas que han apartado a que este guía se haga realidad y que han creído en la importancia de esta labor. Gracias a su apoyo y compromiso, el mensaje ha podido llegar más lejos y a más personas. Y hoy, gracias a  Liz Soto Rivas, de Latinas en Alemania , esta iniciativa ha cobrado nueva fuerza. Su impulso, su sensibilidad y su trabajo con la comunidad latina en Alemania han permitido que este proyecto siga vivo, creciendo y adaptándose a las nuevas realidades de nuestras mujeres migrantes. Y un agradecimiento muy especial a la diseñadora Monserrat Urueña ( @ adamanto.design ) , quien se sumó con sensibilidad y cuidado a este proyecto y lo aportó a modo gratuito a esta hermosa causa. Mi nombre es Amparo Devis, y desde hace más de dos décadas he creído firmemente que una palabra, un número de teléfono o una guía en el idioma correcto pueden significar una oportunidad para salir del miedo y empezar de nuevo. Si tú estás viviendo algo así —o si conoces a alguien que podría estarlo— quiero decirte algo muy importante: no estás sola.  Hay personas, instituciones y redes de apoyo dispuestas a escucharte, acompañarte y ayudarte a encontrar una salida. Hablar es el primer acto de valentía. Buscar ayuda es el primer paso hacia la libertad de sí mismo. 3 - Señales de violencia: Cómo reconocer que hay violencia Reconocer que sufres violencia es un paso muy difícil. A veces negamos lo que pasa porque queremos creer que “va a cambiar” o porque culturalmente nos enseñaron que “la familia es sagrada” y “los problemas se quedan en casa”. Pero la violencia no distingue países, clases sociales, ni profesiones. Tipos de violencia: Violencia psicológica o emocional Te humilla, critica o ridiculiza constantemente. Te aísla de amigos o familia. Controla tus redes sociales, tu teléfono o tu tiempo. Tensión cultural : entre actitudes hispanohablantes y alemanas puede haber diferencias en lo que se “acepta” o se “calla” como normal. Te manipula con tus hijos Violencia física Empujones, golpes, amenazas con objetos. Daños a tus cosas para intimidarte. Te encierra o te impide salir de casa. Violencia económica No te permite trabajar o estudiar. Controla tu dinero o tarjetas. Te obliga a depender de él/ella para gastos básicos. Violencia patrimonial Retiene tu pasaporte o documentos. Rompe o esconde tus pertenencias. Usa bienes compartidos para manipularte. 4 - Recomendaciones: ¿Qué hacer antes, en el momento y después? El sencillo gesto que se hace con una mano para pedir ayuda . “ Pasos para tu seguridad: aunque parezca difícil, no estás sola. ” Hablar de esto con las personas correctas puede salvar tu vida. No tienes que contarlo en redes, ni a toda tu familia. Basta con una sola persona que sepa cómo ayudarte: una línea de apoyo, una consejera o una amiga de confianza. Dar este paso es valentía. Es tu derecho. Si vives violencia, lo más importante es crear un plan simple y discreto: Documentos importantes:  Guarda fuera de casa (en casa de un amigo, en el trabajo o en la nube) tu pasaporte, residencia, certificados, contratos y libreta médica. Pruebas:  Guarda mensajes, fotos de lesiones o anota fechas y hechos. Esto ayuda si necesitas una orden de protección. Escribir tus recuerdos, aunque la memoria niegue detalles, te dará datos concretos. Red de confianza:  Identifica una persona de confianza. Acuerda una palabra clave para avisar si necesitas ayuda. Bolsa de emergencia:  Ten ropa, llaves, medicamentos, dinero y documentos listos en caso de salir rápido. Refugios y líneas de ayuda:  En Alemania existen casas de acogida seguras, confidenciales y gratuitas. Incluso si no hablas alemán, tienen intérpretes. 5 - ¿Dónde pedir ayuda en Alemania? ● BIG Hotline- Berlin Ofrece apoyo confidencial y gratuito a mujeres y sus hijos que sufren violencia doméstica. Atención telefónica 24/7: Disponible todos los días, incluidos fines de semana y festivos, a través del número 030 611 03 00 www.big-hotline.de     08000 116 016 Gewaltschutzambulanz der Charité (Ambulancia de protección contra la violencia) Documentación médica e informes escritos y fotográficos tras agresiones físicas utilizables como prueba legal. https://gewaltschutzambulanz.charite.de/ | 030 45057 0270 | Birkenstraße 62 (Haus N), 10559 Berlin  Centros de Intervención en crisis especialistas en violencia BORA www.frauenprojekte-bora.de | beratung@frauenprojekte-bora.de  | 030 6212005 | Albertinenstraße 1, 13086 Berlin ● S.U.S.I. Centro intercultural de mujeres. Ofrece asesoría psicológica, social, legal y culturales. www.susi-frauen-zentrum.com info@susi-frauen-zentrum.com   ( 030 )- 78 95 93 94 Bayerischer Platz 9, 10779 Berlin ● Xochicuicatl Asociación de mujeres  que apoya y empodera a mujeres latinoamericanas e iberoamericanas, especialmente migrantes, a través de asesoría social, psicosocial, violencia intrafamiliar, familiar, laboral y jurídica, además de ofrecer actividades culturales y educativas. http://www.xochicuicatl.de mail@xochicuicatl.de Winsstraße 58, 10405 Berlin (030) -278 63 29   ● Frauenraum Ofrece asesoramiento y apoyo gratuito a mujeres que enfrentan violencia doméstica, sexual, psicológica o situaciones de conflicto. www.frauenraum.de beratung@frauenram.de 030-4484528   ● LARA  Apoyo en casos de violencia sexual contra mujeres, asesoría y crisis. Fuggerstrasse 19 Berlin 19777 (030)2168888 https://lara-berlin.de/ ● TARA (Freie Universität Berlin): Asesoramiento legal, psicológico y de vivienda en varios idiomas, incluida la interculturalidad. Derivación a casas de acogida. www.frauenberatung-tara.de | kontakt@frauenberatung-tara.de  | 030 78718340 | Ebersstraße 58, 10827 Berlin ● Contacto en casos de acoso sexual o violencia: Wendy Stollberg: https://www.fu-berlin.de/en/sites/frauenbeauftragte/ueber-uns/team/referentinnen/wendy-stollberg.html Torstraße 112, 10119 Berlín (030) 44 84 528 ● bff e.V. Red que ofrece ayuda ante todo tipo de violencia, incluidas psicológica o sexual, con confidencialidad y en distintos idiomas. Petersburger Straße 94, 10247 Berlín (030) 322 99 500 info@bv-bff.de   www.frauen-gegen-gewalt.de ● Haus der Kulturen Lateinamerikas e.V - Casa de la cultura latinoamericana Ofrece asesorías y apoyo ante todo tipo de violencia familiar, acoso sexual, o otras formas de violencia confidencialidad y si es necesario acompañamiento a otras organizaciones en Berlín. Am Sudhaus 2, 12053 Berlin Tel. 030 39404780, +49 157 34878171 www.casalatinoamericana.de   ● Tu consulado ● Latinas en Alemania  https://www.latinasenalemania.com/ apoyo, inspiración y comunidad .  Conectar con otras mujeres,  recursos útiles en lo personal y profesional en Alemania. ● Chat de apoyo  –  cuidando mi mente y mis emociones de Latinas en Alemania. Espacio moderado por psicólogas y profesionales del bienestar emocional, donde puedes compartir tus preocupaciones, preguntas y experiencias relacionadas con tu salud mental . https://www.latinasenalemania.com/chat-salud-mental   INSTITUCIONES OFICIALES - Bürgerberatung Puedes pedir información en la oficina de asesoramiento para los ciudadanos. La encuentras en la alcaldía de tu distrito. - Juzgado de familia (Familiengericht) .  Apoyo legal (Rechtsantragestelle) Orden de expulsión o alejamiento del agresor, custodia, etc. (Sorgerecht). - Oficina de la juventud (Jugendamt) La oficina de protección al menor en Alemania se encuentra en cada municipio, dentro del ayuntamiento o "Rathaus". Su misión es proteger los derechos de los niños y jóvenes, apoyar a las familias e intervenir cuando el bienestar del menor está en riesgo. Se ocupa de asuntos como el cuidado infantil, la ayuda a familias en crisis y la protección de los hijos si hay problemas familiares. - Servicio de urgencia para los niños. (Kindernotdients)  Ayuda a los niños en situación de crisis . Ofrecen asesoramiento y apoyo a niños de hasta 13 años y a sus padres. Las 24 horas del día, los 365 días del año. - Casas de acogida (Frauenhaus)  Refugio de acogida para mujeres y sus hijos que huyen de la violencia doméstica o de cualquier otra forma de violencia. Ofrecen alojamiento temporal, protección, asesoramiento y apoyo en un entorno seguro y confidencial y son gratuitos, independientemente de la nacionalidad, ingresos o estatus migratorio de la mujer.  - Ciudades y regiones En tu ciudad y en cada uno de los (Bundesländer), hay instituciones de ayuda como Frauenhilfe München,  Frauennotruf München, Münchner Unterstützungsmodell (MUM) en Múnich; Gewaltschutzzentrum „Der Wendepunkt“, FrauenLeben e.V o Sozialdienst katholischer Frauen (SkF Köln) en Colonia ; Weisser Ring en Hamburgo; FrauenInformationsZentrum FIZ en Stuttgart, Baden Württemberg  y Frauenhäuser, que ofrece alojamiento seguro y confidencial tras violencia en toda Alemania. No dudes en buscar la más próxima y más conveniente a tus necesidades.  - Centros de asesoría (“Counselling centres”): Centros especializados en violencia contra mujeres que ofrecen orientación legal, acompañamiento, apoyo psicológico, ayuda para vivienda, trámites, custodia, etc. Son anónimos y gratuitos. 6- Preguntas clave para pedir ayuda. Buscar líneas de ayuda: “¿Dónde puedo recibir asesoría gratuita y confidencial las 24 horas?” “¿Atienden en mi idioma?” Consultar centros locales: “¿Tienen apoyo jurídico y acompañamiento?” “¿Puedo ir sin cita previa y de forma anónima?” Ayuda legal: “¿Ofrecen orientación para una orden de protección o abogado gratuitamente?” Apoyo médico legal: “¿Pueden documentar mis lesiones sin costo y de forma legalmente válida?” Apoyo para migrantes: “¿Me ayudan con la residencia independiente si la violencia viene de mi pareja?” “¿Pueden remitir a servicios en mi idioma?” Refugio: “¿Tienen refugios o alojamiento seguro donde pueda quedarme?” 7 - Autoayuda, preparación y recuperación emocional “Fortalecerse por dentro para dar el paso” Salir de una relación violenta es una decisión difícil y valiente. No solo requiere logística (documentos, refugio, apoyo legal), sino también preparación emocional  para enfrentar el miedo, la culpa y el apego. Aquí algunos pasos que pueden ayudarte: Reconocer tus emociones sin juzgarte  Es normal sentir miedo, culpa o incluso amor por la persona agresora. Recordar que reconocer la violencia no significa que hayas fracasado. Es el primer paso hacia tu seguridad y bienestar. Romper el aislamiento poco a poco  Habla primero con una persona con la que te sientas segura: una amiga, línea de ayuda, psicólogo o trabajador social. No necesitas contar todo de golpe; cada paso cuenta. Visualizar una vida sin violencia  Escribe en un cuaderno cómo te gustaría vivir: paz, independencia, respeto. Recuerda que tienes derecho a estar tranquila y que pedir ayuda no te hace débil. Preparar un “plan emocional”  Identifica tus miedos: “Tengo miedo de que no me crean” o “de quedarme sola”. Busca estrategias para calmarte: respiración, música, oración, meditación. Haz una lista de personas y lugares que te hagan sentir segura. Buscar ayuda profesional  Psicólogos de asociaciones de mujeres, iglesias o universidades ofrecen terapia gratuita o de bajo costo. Algunas líneas de ayuda también ofrecen asesoría emocional inmediata.  “ No tienes que esperar a  sentirte ‘fuerte’ para irte, puedes pedir ayuda aunque sientas miedo.” 8 - Reconstruir tu vida después de la violencia “Volver a empezar: pasos para sanar y crecer” Salir de una relación violenta es solo el primer paso. Reconstruir tu vida lleva tiempo, pero es posible. Aquí algunas alternativas: Acompañamiento psicológico continuo  Buscar terapia individual o grupos de apoyo. Compartir tu experiencia ayuda a sanar y a sentir que no estás sola. Estabilidad económica  Programas de empleo y orientación profesional para mujeres migrantes en Alemania. Cursos gratuitos de idioma y formación técnica (VHS, Jobcenter). Asociaciones que ayudan a encontrar vivienda. Construir una nueva red social  Participar en grupos comunitarios, asociaciones culturales, iglesias o clases. Rodearte de personas que respeten tus límites y tu historia. Educación y empoderamiento  Cursos online gratuitos (Coursera, edX, plataformas locales). Talleres de empoderamiento femenino y derechos civiles. Proyectos personales  Retomar pasatiempos, hobbies, metas profesionales o sueños que habías dejado. Crear una rutina diaria que te dé estabilidad: ejercicio, escritura, cocina, arte. etc. Inspirarte en historias reales  Muchas mujeres reconstruyeron su vida: crearon negocios, estudiaron, formaron familias sanas.  Contar tu historia (cuando te sientas lista) también puede inspirar a otras 9 - Renacer lejos de casa: de la violencia al aprendizaje Agradezco profundamente  a Liz Soto Rivas, fundadora de   Latinas en Alemania por su compromiso, sensibilidad y apoyo, así como a todos los profesionales y personas que, con su tiempo, conocimiento y solidaridad, han contribuido a que este mensaje siga creciendo y llegue a más mujeres que necesitan ser escuchadas y acompañadas. Esta guía ha sido elaborada con la colaboración de diversas personas, profesionales y asociaciones, coordinada por  Amparo Devis quienes  comparten una misma convicción: toda persona tiene derecho a una vida libre de violencia. Su propósito es ofrecer información, orientación, herramientas, esperanzas y apoyo a la comunidad hispanohablante en Alemania, promoviendo la prevención, la protección y el acompañamiento integral.   Si necesitas esta información a la mano, puedes descargar aquí el tríptico actualizado. Está pensado para acompañarte, orientarte y recordarte que no estás sola.

  • Sinopsis del libro "Eres libre así que, ¡VUELA!"

    Libro de Liz Soto Rivas, fundadora de Latinas en Alemania. Disponible en Amazon y en nuestra shop de Latinas en Alemania. De la Autora Escribí Eres libre, ¡así que vuela! para todas las mujeres que, como yo, un día dejaron atrás su tierra y descubrieron que la migración no solo se vive en kilómetros, sino en el alma. Lo escribí como una amiga que dice: “No estás sola”. Este libro nació del deseo de transformar la soledad en comunidad y de recordar que el vuelo más importante no es el que nos lleva lejos, sino el que nos devuelve a nosotras mismas. Resumen Mi nombre es Liz Soto Rivas. Nací en Durango, México, y desde muy joven sentí que el mundo era demasiado grande como para quedarme quieta. Siempre me intrigó lo diferente, lo desconocido, lo que estaba del otro lado del mapa. Hoy vivo en Berlín, Alemania, y cuando miro hacia atrás veo que cada migración - cada caída y cada renacimiento - me fue preparando para escribir este libro. Eres libre, ¡así que vuela! no es un manual ni una autobiografía clásica. Es una conversación con la vida, un abrazo hacia las mujeres que atraviesan procesos de cambio, desarraigo y reconstrucción. Hablo desde mis propias cicatrices y desde la fuerza que descubrí al compartirlas. Quise que fuera un libro que se sintiera como una charla entre amigas, sin filtros. Un espacio donde la vulnerabilidad no sea debilidad, sino un puente. Mi historia y el llamado de lo diferente Desde niña me sentí atraída por lo distinto. En Durango, cuando tenía apenas dieciséis años, viví mi primer encuentro con “lo extranjero”: un chico estadounidense llamado París. Aquella relación adolescente me enseñó, más allá del romance, el valor de elegirme a mí misma. Cuando lo defendí en mi mal inglés y le dije “If you believe them, you can leave”, sin saberlo estaba proclamando mi voz. Esa anécdota, que podría parecer menor, fue mi primer acto de libertad. Años después entendí que migrar, como amar, empieza cuando te atreves a ser fiel a quien eres. Por eso el libro abre con ejercicios para reconectar con nuestra niña interior: porque ella sigue siendo la brújula de todo viaje. Primera migración: la heroína cansada de salvar Mi primera gran migración fue a Boston, en 2009. Llegué como au pair, buscando estar cerca de ese amor de juventud y, sin darme cuenta, buscando también redención. Quería “salvarlo”, como si el amor se midiera en sacrificios. Es donde hablo del síndrome de la heroína: ese impulso femenino de poner el alma usualmente sobre tu amor propio. Pronto descubrí que migrar no era solo cambiar de país, sino de piel. Pasé de ser la comunicadora segura y creativa a limpiar casas y cuidar niños sin entender del todo el idioma. Perdí el estatus, la rutina, el nombre. Pero gané algo que no imaginaba: humildad. Aprendí que la dignidad no está en lo que haces, sino en cómo lo haces. Las primeras semanas fueron durísimas. Bajé varios kilos porque me daba vergüenza comer, y lloraba por sentirme vulnerable. A eso después supe que se le llama duelo migratorio, pero en aquel entonces no tenía nombre: solo un nudo en el pecho. Con el tiempo encontré amigas que se convirtieron en mi familia elegida. Gracias a ellas descubrí una verdad que hoy repito en cada charla: migrar se hace sola, pero se sobrevive acompañada. Boston me enseñó que cada caída puede ser una escuela. Que cuando te sientes perdida, también te estás encontrando. Segunda migración: amor, identidad y comunidad Años después, el destino me llevó a Alemania. En un viaje a Nueva York conocí a Alex, un chico alemán que más tarde se convertiría en mi compañero. No fue una historia de película, sino de consciencia. No me mudé para seguirlo; decidí migrar por mí. Quería experimentar otro tipo de estabilidad, una que naciera del amor pero también del propósito. Llegué a Berlín con una maleta llena de ilusiones y me encontré con una realidad que me desarmó: el idioma, la burocracia, la sensación de no pertenecer. Había pasado de ser independiente en Boston a sentirme torpe y pequeña en Alemania. La crisis de identidad migrante me golpeó con fuerza. Tenía todo para “estar bien”: pareja, casa, estabilidad. Y, sin embargo, me sentía vacía. Había perdido mi rol, mi reflejo, mi sentido de competencia. Pero en ese vacío nació algo nuevo: una necesidad profunda de conexión. Empecé a organizar pequeños encuentros con otras mujeres latinas que, como yo, se sentían fuera de lugar. En esos cafés improvisados nació lo que hoy es Latinas en Alemania, una comunidad que reúne a miles de mujeres y que me devolvió el sentido de hogar. Descubrí que la soledad también puede ser un motor creativo. Que cuando compartimos nuestras heridas, se vuelven cicatrices compartidas. Que sanar juntas es otra forma de amar. El nacimiento de una comunidad Latinas en Alemania se convirtió en mi tribu, mi laboratorio de aprendizaje y mi inspiración para escribir este libro. En esos círculos de mujeres vi reflejadas muchas de mis emociones: la nostalgia, el miedo, la rabia, la invisibilización. Pero también vi algo más poderoso: la alegría de encontrarnos. A través de las historias de otras latinas comprendí que nuestra migración no es solo geográfica, sino emocional y política. En la comunidad hablamos de microagresiones, de racismo, de cómo el acento puede ser una herida y también una bandera. Aprendí que ser latina en Europa es un acto de resistencia: que cada palabra pronunciada con orgullo en español es una forma de decir “aquí estoy”. De esas conversaciones nació una certeza: la comunidad es una forma de sanación. La sororidad no es un concepto teórico, es la mano que te sostiene cuando sientes que ya no puedes más. Reconstruirme: amor propio y cuerpo migrante Después vino la etapa de reconstrucción. Había atravesado la culpa, la pérdida, el miedo, y me di cuenta de que todo camino migrante culmina en la misma pregunta: ¿quién soy ahora? En ese proceso entendí que el amor propio no es una moda, es un acto político. Aprender a decir “no”, cuidar mi salud mental, reconciliarme con mi cuerpo, fueron pasos esenciales para volver a habitarme. El cuerpo migrante guarda memorias: el cansancio, la nostalgia, el miedo a no entender. Pero también guarda el poder de renacer. En mi caso, ese renacimiento ocurrió cuando acepté que no necesitaba encajar. Que mi identidad podía ser múltiple, que no tenía que elegir entre ser mexicana o ser de donde estoy: podía ser ambas. El libro propone ejercicios para acompañar este proceso: escribirle a nuestra niña interior, mapear nuestras redes de apoyo, reconocer los duelos sin vergüenza. Cada capítulo busca poner un espejo donde otras se reconozcan. Feminismo sin distracciones Con el tiempo mi activismo encontró una voz más clara. Comprendí que hablar de migración también es hablar de feminismo. No de un feminismo de etiquetas, sino de un feminismo cotidiano, real, el que se practica cuando nos acompañamos sin juicio. En el capítulo “Feminismo sin distracciones” reflexiono sobre cómo a veces el brillo superficial nos hace olvidar lo esencial: que el feminismo es comunidad, política y acción. Lo que me mueve no es “verse empoderada”, sino estar acompañada. Honro a las mujeres que vinieron antes, a las que abrieron caminos y también a las que todavía los están trazando en silencio. No hablo de un feminismo perfecto, sino de uno que abrace. Los recursos del vuelo En la parte final del libro comparto herramientas prácticas: redes de ayuda emocional, ejercicios de creatividad, recursos espirituales y los 20 mandamientos de la latina migrante. No son mandamientos rígidos, sino recordatorios de amor: agradecer las raíces, dejar de compararse, reír más, pedir ayuda, y nunca olvidar que el vuelo es compartido. También incluyo recursos creados por nuestra comunidad: chats de apoyo, talleres, espacios de escucha. Porque escribir este libro fue cerrar un ciclo, pero también abrirlo a muchas más historias. Hoy, cuando digo “Eres libre, ¡así que vuela!”, hablo de todas nosotras: de las que partimos con miedo, de las que regresamos con cicatrices, de las que seguimos buscando hogar en cada palabra. Migrar me enseñó que la libertad no es un lugar, es una práctica diaria. Que elegirnos a nosotras mismas es el acto más revolucionario.  Mi deseo es que este libro acompañe a quien lo lea como un espejo o simplemente una voz amiga en los días grises. Que recuerde que no hay caída que no contenga vuelo. Porque, al final, no se trata de ser perfectas: se trata de ser libres. Y cuando una mujer se atreve a volar, inevitablemente inspira a otras a hacerlo también. Gracias por leer y espero que te interese, si deseas adquirirlo, está disponible en Amazon.

  • El Derecho a la Comunicación: Nuestra Voz en Tiempos de Cambio

    En un mundo lleno de desafíos y divisiones,  el derecho a la comunicación es nuestra herramienta más poderosa para construir puentes, exigir justicia y ser parte activa de la sociedad . Este derecho no es un lujo ni un privilegio; es una necesidad básica que nos permite conectarnos, expresarnos y transformar nuestro entorno. Para nosotras, las mujeres migrantes, este derecho tiene un significado aún más profundo: es la llave para integrarnos, preservar nuestra identidad y levantar nuestras voces en un lugar que muchas veces no nos entiende. ¿Por qué importa el derecho a la comunicación? El derecho a la comunicación está reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No se trata solo de hablar o escuchar, sino de ser escuchadas. Es el derecho a acceder a información confiable, a participar en debates públicos y a expresar nuestras ideas sin miedo. En tiempos de polarización y crisis social, este derecho se convierte en un acto de resistencia: es nuestra manera de decir "aquí estamos" y "esto es lo que pensamos". Sin embargo, muchas veces enfrentamos barreras: desinformación, prejuicios o simplemente el hecho de que nuestras voces no se consideran importantes. Pero  nuestras historias importan. Nuestras experiencias cuentan. Y tenemos el poder de cambiar las narrativas . ¿Cómo ejercemos este derecho? Ejercer el derecho a la comunicación no es algo abstracto; es algo que hacemos todos los días, con acciones concretas y sencillas: Accede a información confiable:  Busca fuentes verificadas y cuestiona lo que lees o escuchas. En un mundo lleno de desinformación, estar bien informada es un acto revolucionario. Habla sin miedo:  Expresa tus ideas con confianza, ya sea en conversaciones cotidianas o en plataformas digitales. Tu voz tiene valor. Participa activamente:  Únete a debates públicos, comparte tus opiniones y exige transparencia a quienes toman decisiones. Construye comunidad:  Usa tus experiencias para conectar con otras personas. Comparte tus historias; son una fuente de aprendizaje y empatía. Sé responsable al compartir información:  Antes de reenviar algo, verifica su veracidad. La comunicación responsable fortalece nuestra credibilidad. El poder de nuestra voz como mujeres migrantes Para nosotras, las mujeres latinas viviendo en Alemania, el derecho a la comunicación no solo significa integrarnos en una nueva sociedad, sino también mantener viva nuestra identidad cultural. Es nuestra manera de decir: "No solo pertenezco aquí; también tengo algo valioso que aportar". Al compartir nuestras historias y perspectivas, no solo enriquecemos nuestro entorno, sino que también exigimos el respeto y la dignidad que merecemos. Hablar es sanar. Hablar es resistir. Hablar es cambiar. Un llamado a la acción Hoy más que nunca necesitamos alzar nuestras voces juntas. Participa en tu comunidad local, escribe sobre tus experiencias, utiliza las redes sociales como herramientas para amplificar tu mensaje. No subestimes el poder de una conversación honesta o una publicación bien pensada; cada palabra cuenta. Este no es solo un derecho individual; es un derecho colectivo. Cuando todas ejercemos nuestro derecho a comunicarnos, creamos una sociedad más justa y equitativa para todas. Ahora es el momento. Hazte escuchar. Comparte tu historia. Defiende tu espacio. Porque cuando tú hablas, todas ganamos.

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