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Migrar y pertenecer

Preguntas como ¿cómo realizo el anmeldung? ¿qué es eso del anmeldung? ¿cómo adaptarse a una cultura tan distante de la nuestra?, recomendaciones de productos y lugares, eventos sociales, culturales, formativos e incluso asesorías burocráticas, entre otros, son comunes cuando hemos decidido vivir en Alemania.


Esas al igual que otras preguntas y posts similares las encontramos diariamente en nuestra comunidad de Facebook Latinas en Berlín/Alemania. Ahí se reúnen virtualmente mujeres que están en búsqueda de apoyo, compañerismo, solidaridad e incluso en algunos casos consuelo.

Mujeres que tratamos de ser parte de una nueva sociedad, distinta a donde nacimos, de navegar en ella y sus particularidades con todo lo que implica ser una migrante. Es así como desde la una pantalla nos podemos sentir en un entorno seguro para plantear nuestras inquietudes y opiniones, resultando en beneficios comunes y por qué no, la creación de nuevas amistades.


Sin pensarlo, con un click ya somos parte de una comunidad.


Ahora bien, ¿Qué tan fácil es sentir que perteneces ahí? y ¿Cómo eso puede ayudar a navegar esas fases de cambio e incertidumbre?


Personalmente creo que es tan fácil como queramos hacerlo. Por supuesto eso depende del nivel de interacción y la determinación a permitirnos explorar otras formas de relacionarnos fuera de nuestra zona de confort. Tú puedes escoger si participar solo de forma informativa o interesarte por buscar espacios de encuentros con mujeres que tienen temas en común contigo. Ahí tienes el control de cómo relacionarte. En lo que llevo siendo parte de este grupo de Facebook, he reconocido que sin importar el motivo por el que decidimos vivir en Alemania, diariamente nuevas integrantes se permiten buscar apoyo en esa comunidad para hacer su vida más llevadera y amena.


A diario, esa plataforma nos permite conocer que la migración es un proceso con muchos ups and downs, donde probablemente eso que te preocupa ya lo ha experimentado otra persona. Claro que durante los primeros días al llegar a nuestro nuevo destino, vivimos una luna de miel en muchos aspectos con el lugar y la cultura, pero con el paso del tiempo nos vamos adaptando a esa nueva vida.

Sin embargo, también con el tiempo nos encontramos con esas luchas internas, luchas con el entorno e incluso con esa vida que dejamos. Ahí, es donde la mayoría de las veces nos cuestionamos si migrar ha valido la pena y nos urge esa sensación de pertenecer, de tener cobijo bajo ese grupo de apoyo, de la comunidad.


En mi caso personal y quizás creería, es la situación de muchas chicas que vinieron a realizar sus estudios de postgrados, el pertenecer es un constante salto entre fases: llegada al país, estudios, vida social, tesis por entregar y prácticas profesionales. Muchas veces las que venimos en ese tipo de programas vivimos en burbujas, con un entorno seguro brindado por tus compañeros de clase y más cuando aún, si estas en un programa internacional donde tu idioma de comunicación es el inglés y no el idioma local.

Pero cuando tu motivo inicial del viaje se concluye, en este caso los estudios, se rompe la burbuja del confort y nos hacemos preguntas tales cómo ¿y ahora qué…? ¿qué quiero hacer? ¿a dónde pertenezco? Preguntas que pueden ser cotidianas y de alguna manera vagas/generales, se vuelven un motor de incomodidad y necesidad de actuar para buscar nuestro lugar en este contexto Alemán y volver a sentir que perteneces.


Para eso, un gran aliado puede ser redescubrir esos hobbies que en tu ciudad de origen no podías practicar por falta de tiempo o porque sencillamente no querías y no lo necesitabas. Y es que puede ser motivo de curiosidad, cuando recién llegamos a Alemania descubrir que muchas personas tienen veinte mil hobbies y toda su semana planificada. Pero ahora creo que ya lo estoy entendiendo.

Son esos espacios, aquellos que se convierten en sus puertos seguros y les permite socializar. Por medio del hobby crean nuevas amistades, hasta incluso se hacen negocios. Y por tal motivo entrar en esos núcleos interculturales es un poco más difícil al ser más herméticos.


En el caso de los hispanohablantes, pareciera que el hermetismo es menor, debido a que nuestras culturas son más flexibles y abiertas a socializar, facilitando el ingreso de nuevos miembros. Es ahí, donde espacios como las comunidades online son una gran herramienta para conocer este tipo de grupos y entrar en contacto con ellos. En nuestra comunidad he podido identificar muchos grupos que aunque en mi país de origen existen nunca los había oído mencionar. Tales como círculo de mujeres, grupos de manualidades, de voluntarios, de emprendedoras y otro sin fin de organizaciones comunitarias y asociaciones interesados en promover estos vínculos sociales y a su vez, facilitar la vida de personas como nosotras - migrantes - en nuevas tierras.


Pertenecer, aunque en cada caso haya particularidades, se manifestará cuando sientes que ya no eres tan visitante y más bien eres un residente en tu entorno; con voz propia y con un espacio seguro de manifestarse con los demás.


En las comunidades, siempre hay aquellos que intercambian, que contribuyen y otros que solo son receptores, igual todos alimentan esas dinámicas sociales. Por ejemplo, nuestra comunidad en los meses más oscuros de mi transición de estudiante a búsqueda de empleo, ha sido un portal para conocer grupos inspiradores de mujeres que están alineadas con mis intereses. Donde la sororidad es constante y donde la cooperación es crucial para hacernos oir.


Aquí he podido participar en grupos donde he explorado otros talentos que antes no sabía que se me daban bien y que podría ser más que un pasatiempo. He retomado hobbies, que en mi otra vida por cuestiones de tiempo no podría apreciar. He conocido y hecho nuevas amigas. Lo más importante he encontrado ese respiro y respaldo de otras personas que han pasado por las mismas situaciones y que las han superado y eso te hace sentir menos sola en este proceso de aprendizaje.


Pertenecer es sin duda, ese sentimiento de que ahí vivimos, ahí soy y puedo ser. Yo por mi parte, sigo en búsqueda de ello, pero desde esta esquina, he empezado a encontrar esos lugares donde pertenezco y espero seguirlo haciendo. Espero que todas de alguna manera encuentren su nicho, su lugar donde pertenecen sientan que sin ser categorizadas. Donde sientes que contribuyes, tienes voz y eres respetada.


Así que esta es una invitación a todas aquellas que están pasando por esos momentos altos y bajos, a que se permitan estar, explorar y pertenecer, seguro eso las ayudará poco a poco a sobreponerse a todos los retos y aventuras que migrar implica.


Katherine Prieto


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